"Cierra los ojos, apaga la luz,
respira profundo y confía en mí.
Relájate..."
Esas fueron sus últimas
palabras
instantes antes de sumergirme en un cumulo de placer.
Todo empezó tras notar su respiración
en mi cuello,
Sentí sus manos sobre mi
espalda.
No estaban frías, es más, Parecía que se fundían con mi
piel
masajeándome centímetro a centímetro.
Mi piel se ruborizaba,
mi respiración era controlada por sus dedos.
mi respiración era controlada por sus dedos.
Pensaba que jamás llegaría ese
momento,
que tal vez era mucho soñar y que era hora de estar despiertos.
que tal vez era mucho soñar y que era hora de estar despiertos.
Que hiciera tanto frío en la
calle, que el sol ya estuviera escondido
y que mis pies no estuvieran fríos,
no podía ser causa del destino.
no podía ser causa del destino.
Realmente le había hecho caso,
lo había conseguido.
Estaba relajado.
Estaba relajado.
Solo pensaba en disfrutar cada
instante
y que fuera eterno si era necesario.
y que fuera eterno si era necesario.
Poco a poco fue cogiendo
confianza,
cambio de postura y se sentó
sobre el final de mi espalda.
Apartó sus manos de mí por unos
instantes
Para devolverlas húmedas y con
una nueva fragancia.
Se intensificó el olor de
aquella vela de vainilla,
la que minutos
antes encendió junto a la ropa
que durante el día me protegía.
que durante el día me protegía.
Con el movimiento de sus manos
dudaba
de la existencia de mis músculos,
de la existencia de mis músculos,
¿ Podía seguir estando mientras
creo que se han evaporado?
La combinación de ritmos y la presión
sobre mi columna
provocaba que me mordiera el
labio
al fin de liberar tanto acumulado.
al fin de liberar tanto acumulado.
Unía las pecas de mi espalda
con la yema de sus dedos,
creando formas estelares sin
pensar que estaba haciendo.
Podría haberme dejado masajear
durante toda la noche,
pero no pude evitarlo, un
brusco movimiento
y bajo el agua acabamos.
y bajo el agua acabamos.