Caminar por la playa, escuchando el rugir de las olas, notar la arena entre los dedos, perder tu mirada en el interior de tus pensamientos.
Nunca fue tan fácil evadirse de este mundo, encontrar placeres donde otros veían humo.
Contar el tiempo que tarda en subir la marea, disfrutar del paseo y mojarte desde los pies hasta el cuello.
Placeres que da la vida, que disfrutamos solo en verano, debemos marcar la diferencia y comenzar cabeza abajo.
Es hora de abrigarse e ir a la playa, de apagar la luz para contar lunares en la espalda, sellar los labios y expresar sentimientos, nadar desnudos y disfrutar como cuando eramos pequeños.
No hay sirenas en el mar que hagan ruido como en la calles, ni canciones en la radio que expresen todo lo que estas pensando.
Arriesga, cree, sueña y llora. Pero acuérdate de sonreir y haz que valga la pena el 'ahora'.
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