¿A qué tienes miedo?
¿A afrontar la
realidad…?
¿A volverte a ver solo...?
¿Ver que nada ha cambiado... que tu soledad no
ha desaparecido…?
¿Piensas que si sale de tu lado no tienes nada…?
¿Que ahí se acaba…? ¿Que la soledad te abraza...?
-
Pues si! Quiero tener alguien a
mi lado!
-
-
Sientes miedo a la soledad, a verte otro día más, solo en tu cuarto,
viendo como tus paredes cada vez se aproximan más y más, observas como tu habitación
se hace tan grande y al mismo tiempo tan pequeña, la tensión de tus sentimiento
se reflejan en el ambiente, podrías cortar tus venas o cortar el aire con las
mismas tijeras.
Tienes la calefacción encendida, pero lo sientes todo congelado. Sabes
que estás solo, pero no puedes dejar de sentirte por alguien
observado. Piensas que te estás volviendo loco, que si seras el único que pasa
por esto.
¿Es un nudo en mi estomago?
¿Tengo
que aguantarlo?
¿Por qué me tocó vivir esto?
-
Sigues pensando que estas condenado, una condena perpetua, que naciste
de esta manera, que nunca serás nada de lo que deseas. La soledad te abraza, la
tristeza se hace perpetua en tu alma, tu mente no es capaz de asimilarlo, eres
como un gran burro desfilando. Miras a tu derecha, miras a tu izquierda no
puedes ver nada, la oscuridad todo lo tapa.
¿Y qué hago?
Joder, como me duele!
-
Yo no puedo darte la solución, solo asegurarte que existe una salida,
que esta vida es como un laberinto donde el camino es más fácil del que
pensamos, solo debemos detenernos en la neblina un solo segundo, sentarnos si
hace falta, levantarnos con más fuerza que nunca y correr hacia la salida.
Pinta las paredes de tu cuarto, empújalas hasta llenarlas de alegría,
utiliza las tijeras para hacer estrellas y despliégalas por el firmamento.
Porque ya no existe soledad a la que abrazas, ni tristeza con la que
llorar si eres capaz de por ti mismo a la salida llegar.
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