Abrazado por la espalda, mordiéndote la oreja
respirando bien cerca y palpitando
con mis cadera
Que perverso es el destino
con mi mano sobre tu ombligo.
Déjame susurrarte bajito y
que desabroche sin permiso.
Como un misterio sin
reproches te tengo en cuenta esta noche.
No te asustes si lo notas, no
es el móvil, ni otra cosa.
el boli está en la mesa,
junto a la sensatez y la vergüenza.
Es hora de viajar a otro
mundo, donde solos, estamos juntos.
Respira
que yo inspiro, en esta noche nada está prohibido.