Noches de verano, con calor
es las pestañas
Cuesta parpadear, la respiración
a veces falla.
Noches refugiadas entre cuatro
paredes.
Mudas. Pero que mucho saben.
Silenciosas. Pero conocedoras
de luces y oscuridades.
Verdaderas aliadas, cuatro
que nunca fallan.
Ellas, que han protegido y
escuchado suplicas.
En la soledad, ellas
estaban,
y en los silencios, respetaban.
Han vivido risas y golpes,
gritos y desvelos.
Sabían que bajo la cama no
existía monstruo capaz de
comer niños pero si calcetines que por casualidad
algún día habías perdido.
Conocen que tortura la mente
de sus huéspedes,
Su pensamiento cuando no
cuentan nada,
su refugio y hasta cuantas
vueltas dan en la cama.
Grandes aliadas, dulce
compañía,
Nunca desamparan ni de noche
ni de día.
Sabias e irremplazables, las
paredes de tu cuarto.
Ese gran universo que se
esconde tras tu puerta.
Tu habitación. Tu alma.
¿Qué pasaría si tú hablaras?